Hoy jueves 9 de julio del 2015 a las 10:30 de la mañana toda persona que recibe las notificaciones por la aplicación móvil de El Nuevo Día recibió una inusual noticia de última hora - La NOAA advierte que el fenómeno del Niño se extenderá hasta el 2016. Y así como rompió, virtualmente nadie le dió merito en las redes sociales, o en las cafeterías o en la calle. Básicamente, el Niño es una temporada (hasta ahora fija) que inicia a partir del verano y termina en la primavera, caracterizado por aguas calientes y temperaturas altas en tierra. Temperaturas altas... Vaya adelante y piense sobre eso un rato (los que viven en Ponce seguramente ya se están metiendo dentro sus neveras mientras leen esto).
Por si cree que Puerto Rico es el único país en sequía, la realidad es que nuestros vecinos caribeños al oeste y el este/sureste andan por las mismas. Y más lejos aun, al oeste de las montañas Rocosas el desierto se hace más amplio y su gente se vuelve más desesperada por un alivio (véase el documental Mad Max: Fury Road para apreciar la situación en "la gran nación Americana"). Brazil cuenta con un racionamiento de cinco días sin agua (Le invito a contemplar como bajan los inodoros en Sao Paolo). En Cuba también hay racionamiento y en Jamaica fuegos forestales queman la cosecha agrícola (arrebatando a miles al son de Catch a Fire de Bob Marley).
Definitivamente el hecho de que un periodo de condiciones calurosas se extenderá por mucho más de lo usual es una terrible noticia para todos en el Occidente (Excepto en Groenlandía porque nadie sabe que demontre sucede allí y francamente a nadie le importa). Pero no es la única mala noticia para cada individuo en Puerto Rico. Las primeras portadas de los rotativos diarios nos recuerdan todos los días que en la Isla hay tanta mala noticia que ni botándolas se acaban.
En el ámbito personal las malas noticias nos angustian y nos hacen dudar de la eficacia de nuestros esfuerzos. Aunque estas desgracias están fuera de nuestro poder, inevitablemente invaden nuestro pensar, deprimiendo el buen ánimo y recordándonos que la entropía es una realidad que atenta contra el orden de nuestras establecidas, pero frágiles, vidas.
Las mala noticias vienen de todo tipo, tamaño y gravedad. Tanto así que aquellos que no pueden con la carga de tanta desgracia permanecen eternamente agobiados bajo el peso de una tristeza única al ser que la sufre. Y aunque en realidad es un efecto natural por el cual todos pasamos, nos dan la impresión de un cambio o un fin.
El indiscutible macaracachimba de la física y la matemática, el Señor Isaac Newton, revolucionó el conocimiento de todo lo que termine con el sufijo "-gía" (todo (en serio, TODO (sí, incluyendo la ornitología, lo que sea que sea eso))). Entre estas revoluciones del conocimiento están las leyes de gravedad, que son más ley que las leyes de cualquier gobierno, y que se aplican a todo bajo el reconocimiento de sentido común. O sea, si es cierto que todo objeto que ejerce fuerza contra otro será repelado con la misma fuerza que inicialmente ejerció, pues no sería falso decir que las fuerzas opuestas siempre enfrentarán el mismo resultado. Es decir, una mala noticia que impacta tus sesos será repelada por una buena, que a su vez también puede venir de cualquier tipo, tamaño y gravedad.
Como seres humanos conscientes aveces diferimos de las leyes establecidas por el estado, la iglesia o el hogar, sea por conveniencia o rebeldía. Leyes que en sí fueron creadas por otros humanos por conveniencia o rebeldía. Por otra parte, leyes naturales son inevitables e infalibles. Son lo que son y lo que ha sido desde el principio del universo. Así las cosas, la ley natural sobrepasa en jerarquía a la humana, por lo que para la naturaleza humana es imposible e innatural no repelar el mal con el bien, usando su fuerza innata. Una fuerza que se manifiesta en una infinidad de maneras.
La sequía eventualmente cesará de la misma manera que múltiples eras de hielo culminaron en la prehistoria. El anhelado diluvio llegará, procederá a inundar las carreteras del área metro, y pondrá un detente, temporero o a largo plazo, al racionamiento y la sequía. De mismo modo un mal rato se contrarresta con uno bueno y viceversa. Nunca evitaremos las consecuencias de las leyes naturales, pero como seres humanos capaces de establecer nuestras propias leyes inferiores sí podemos estar conscientes del proceso interno del bien y el mal en nuestro ser y elegir la condición que más que nos conviene en el momento que ocurran. Y aunque todos tenemos diferentes maneras de lidiar con una situación, seguramente podemos tomar ejemplo de la naturaleza y ejercer fuerza opuesta para evitar agobios, dificultades y tristezas.
A fin de cuentas, todo estará bien
Eric De León Soto
Excelente compañero! Me encanto leerte!
ReplyDeleteSaludos